Comer compulsivamente cuando sufrimos ansiedad; compensar la tristeza con dulces; asaltar la cocina y darnos un atracón…
Conductas emocionales que influyen en el sobrepeso y la obesidad. Una dieta no es suficiente para bajar de peso si no se tratan también las emociones, parte importantísima para lograr nuestros objetivos.
Para la biodescodificación las causas más frecuentes son los sufrimientos vividos.
Cuando la separación se vuelve intolerable en la persona, cuando le hace falta el contacto, cuando se siente abandonada, cuando el vacío es insoportable, debe ser llenado con materia.
Y ¿qué mejor materia que la grasa, que rellena, estira la piel y se siente el contacto, calienta y abraza? Pues la grasa se acumula especialmente en la hipodermis.
Si además la persona se siente agredida y necesita protección, la grasa es su mejor opción. Quedará protegida en el centro del cuerpo rodeado de grasa.
En pocas palabras, los dos elementos juntos serían: buscar el contacto y simultáneamente tener miedo de perderlo y de ser abandonada y miedo de ser agredida. Ahí puede ser la causa de la obesidad, no sólo del sobrepeso.
Esto no quiere decir que las personas que tienen obesidad lo hagan de manera consciente, o que se sientas felices y plenas viviendo con ello, por el contrario, el paciente con sobrepeso u obesidad, sufre y mucho pues quisieran hacer un cambio y su modo de comer no es agradable para ellos mismos, sin embargo con cada atracón viene el arrepentimiento, la culpa y nuevamente las ganas deseosas de tapar y acallar ese vacío, esto vive en el inconsciente y es considerado por nuestra psique un modo de supervivencia, tampoco se justifica todas las personas tenemos la capacidad de cambiar nuestra vida si es que así lo deseamos.
Cada una de estas carencias vienen a la mente al sentimiento y por ende se reflejan en nuestro diario vivir.
La comida no sólo tiene una función nutritiva sino que el acto de comer es placentero, desestresante y por ello, cuando nos sentimos cansados podemos ir en busca de comida, de hecho dormir poco está relacionado con la obesidad, pues la falta de sueño genera estrés y se incrementan en el organismo hormonas que elevan los deseos de ingerir alimentos.
De igual manera, cuando estamos ansiosos o con problemas emocionales, podemos ir en busca de comida para sentirnos mejor, y en realidad, hay alimentos que ayudan a calmar la ansiedad porque en su composición incluyen triptófano, un aminoácido que estimula la liberación de serotonina y nos relaja al mismo tiempo que nos vuelve más felices. Esos alimentos son por ejemplo el chocolate, el plátano, las nueces o el yogur, harán que momentáneamente sientas alivio e inclusive un poco de tranquilidad y felicidad.
Es normal que de vez en cuando nos relajemos y disfrutemos de un momento placentero como es comer un pastel de chocolate, pero la alimentación emocional debe ser controlada, pues no siempre podemos comer cuando estamos cansados, enojados, tristes o alegres, de lo contrario, culminaríamos con exceso de comida, o simplemente reemplazando nuestro dolor o angustia a través de la alimentación.
Cuando comemos para calmar nuestras emociones lo único que de alguna manera hacemos es callarlas por un pequeño instante, callarlas si, pero no cambiarlas o arreglarlas, para ello escogemos más alimentos grasos, lo cual puede desencadenar un exceso de grasas y carbohidratos en la dieta, desequilibrando la misma y causando enfermedades. Esto es así, porque nuestros antepasados pasaban mucho tiempo sin comer y en actividad, lo cual es una situación estresante, y su cuerpo fue adaptado genéticamente para que al momento de tener comida escogieran estratégicamente los nutrientes más concentrados en energía como son las grasas. Entonces, las grasas se asocian a una disminución del estrés en nuestro cerebro. Por ello, cuando estamos muy cansados quizá reduzca más el estrés un pastel con nata que una manzana.
Cada órgano genera unas u otras emociones. Dependiendo de si tomamos un alimento u otro vamos a sentir unas emociones muy distintas. Esto sucede porque cada alimento “ataca” a órganos distintos. Si ingerimos alimentos que nos bloquean el hígado, como por ejemplo el alcohol, serán más factibles las emociones de ira, cólera, agresividad o la impaciencia, de ahí la importancia de conocernos mejor y saber que sentimos pues como todo organismo adaptable nos adaptamos también a aquello que no es muy beneficioso para la salud pero que nos ocasiona alivio.
El triptófano, un aminoácido que provoca la liberación de serotonina. Piensa que los niveles bajos de serotonina se asocian a la depresión y a la obsesión, lo cual nos genera un pronto alivio como es el helado o aquellos que están cargados de azúcar
La falta de serotonina causa distintos efectos negativos sobre el organismo, como angustia, tristeza o irritabilidad. Cuando el cuerpo no produce triptófano, lo conseguimos a través de la dieta. Por tanto, los alimentos ricos en este aminoácido actúan como antidepresivos naturales, lo que nos alivia, entonces en pocas palabras podríamos decir que los alimentos nos alivian el sentimiento, pero ese alivio momentáneo se va y nuevamente necesitamos nuestra siguiente dosis.